Hallan inmensa trampa mortal en el fondo del mar, en Baja California Sur
Hallan inmensa trampa mortal en el fondo del mar, en Baja California Sur

Hallan inmensa trampa mortal en el fondo del mar, en Baja California Sur

En el fondo de La Tintorera, una zona crítica para la biodiversidad dentro del Parque Nacional Archipiélago Espíritu Santo, en Baja California Sur, México, se encontraba una trampa perfectamente funcional, publicó la plataforma WIRED. 

Era una red de pesca fantasma de 100 metros de longitud por 30 metros de ancho que, tras años sumergida, seguía matando en silencio a peces; tortugas y arrecifes de coral. 

Su tamaño era colosal: 3,000 metros cuadrados, el equivalente a media cancha del Estadio Azteca. Su extracción no sería una simple limpieza; sería una misión que duró días; el trabajo de buzos y hasta un buque de la Marina Nacional. “Creíamos que nos llevaría una tarde sacar la red de pesca, pero nos tomó mucho más tiempo y recursos humanos del que habríamos imaginado. Vimos tortugas muertas atrapadas, mientras hacíamos la maniobra”, me cuenta Esther Quintero, Directora de los Programas de Conservación de CI México. 

Las llamadas “artes de pesca fantasma” -equipos abandonados o perdidos en el mar- son consideradas la forma más letal de contaminación por plástico. A diferencia de otros desechos, están diseñadas para matar y siguen haciéndolo de forma autónoma durante décadas.  

De manera no selectiva, atrapan todo a su paso, desde tiburones y tortugas hasta delfines y ballenas, sometiéndolos a una muerte lenta por asfixia o agotamiento. Estas redes de pesca olvidadas arrasan hábitats vitales como los arrecifes de coral y diezman poblaciones de peces con valor comercial, amenazando la economía de las comunidades pesqueras y la sostenibilidad del ecosistema entero. 

El operativo duró tres días y acumuló 40 horas efectivas bajo el agua. Dieciséis buzos tácticos -una fuerza conjunta de guardaparques de la CONANP, unidades de la Secretaría de Marina (SEMAR), y especialistas de las organizaciones Conservación Internacional-México y COBI- orquestaron un procedimiento de una complejidad poco común, asistidos en la superficie por un buque de la Guardia Costera con 18 marinos y personal de la PROFEPA. 

El plan de acción fue liderado por Edgardo Ochoa, un veterano con casi dos décadas de experiencia global en la neutralización de artes de pesca fantasma para Conservación Internacional.  

“Cada año, incontables redes, líneas y trampas se pierden o son abandonadas en el mar. Pueden desplazarse durante décadas, atrapando ballenas, delfines y tortugas. Retirar una red de este tamaño no es solo una inmersión: es una carrera contra el tiempo”, explica Ochoa. 

Cada año, más de 12 millones de toneladas de plástico llegan al océano, un ritmo equivalente a verter un camión de basura lleno cada sesenta segundos. 

La primera fase de la misión fue de precisión quirúrgica. Antes de mover un solo centímetro de la red, el equipo ejecutó cerca de 60 inmersiones con un único objetivo: el rescate y la reubicación controlada de toda la vida marina atrapada en la malla, desde estrellas de mar y caracoles hasta caballitos de mar y erizos. 

Una vez asegurado el ecosistema, comenzó la fase de ingeniería. La red estaba parcialmente enterrada y estructuralmente intacta. Para izarla sin desgarrar el fondo marino, el equipo empleó un sistema de bolsas de elevación -dispositivos que se inflan bajo el agua para levantar objetos pesados con flotabilidad controlada-.  

Con la red suspendida a media agua, la cortaron en dos secciones manejables, una maniobra calculada para evitar cualquier daño al arrecife cercano. 

“Nuestro objetivo fue doble: extraerla de forma segura y fortalecer las capacidades locales”, afirma Esther Quintero, Directora de los Programas de Conservación de CI México. 

Casi la mitad -el 46%- de la masa que compone la Gran Mancha de Basura del Pacífico no son botellas ni bolsas, sino redes, líneas y trampas de pesca desechadas. 

La misión no terminaba con la red fuera del agua; su verdadero legado es la transferencia de conocimiento. 

La operación sirvió como el entrenamiento final para un nuevo modelo de conservación. “Los guardaparques de las Áreas Naturales Protegidas de Bahía de La Paz son el primer grupo de la CONANP a nivel nacional en recibir la capacitación adecuada para el retiro de redes fantasma”, confirma Dilia Meza, Directora del Área Natural Protegida. 

Este equipo se convierte en la primera unidad de respuesta rápida de México, capaz de intervenir de manera autónoma en futuros incidentes. 

Esta capacitación es parte de una estrategia más amplia impulsada por Conservación Internacional con el apoyo de su socio estratégico, SC Johnson. En los últimos dos años, esta alianza ha permitido entrenar a más de 20 buzos de comunidades costeras y ha logrado extraer más de tres toneladas de redes y otros desechos de las aguas mexicanas. 

La red de La Tintorera es solo una fracción de un problema de escala planetaria. Cada año, más de 12 millones de toneladas de plástico llegan al océano, un ritmo equivalente a verter un camión de basura lleno cada sesenta segundos. Aunque las artes de pesca representan cerca del 10% de ese volumen total, su densidad y diseño las convierten en un componente desproporcionadamente destructivo. 

La evidencia es irrefutable: casi la mitad -el 46%- de la masa que compone la infame Gran Mancha de Basura del Pacífico no son botellas ni bolsas, sino redes, líneas y trampas de pesca desechadas.  

La misión en La Tintorera fue más que la eliminación de una amenaza. Fue la implementación de un sistema: uno donde la tecnología de buceo, la estrategia militar y el conocimiento científico convergen para crear un modelo de protección replicable y duradero para los santuarios marinos. 

Con información de WIRED 

Foto: Arturo Hernández/Conservación Internacional 

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